El exceso de ácido araquidónico mata. Y lo hace mediante un proceso bien conocido. Las referencias científicas son tantas que obviaré las referencias:
Al consumir productos ricos en ácido araquidónico o compuestos que son precursores de este ácido obtenemos, en consecuencia, un exceso de ácido araquidónico en el cuerpo.
Con un exceso de ácido araquidónico en el cuerpo se incrementa la producción de 5-lipooxigenasa (5-LOX) la cual facilita la propagación, infiltración y metástasis de las células cancerosas.
La 5-LOX estimula la producción de ácido 5-hidroxiecosatetraenocio (5-HETE), sustancia que bloquea la apotosis o muerte programada de las células (lo que las convierte, potencialmente, en células cancerosas).
Al mismo tiempo, el exceso de 5-LOX facilita la acumulación de leucotrienos B4 que son compuestos pro-inflamatorios y responsables del daño a las articulaciones, capa interna de las arterias y otros tejidos orgánicos.
DIETAS DESEQUILIBRADAS RICAS EN ACIDO ARAQUIDÓNICO
A pesar de ser un proceso bien conocido la alimentación de miles de personas en países desarrollados es notablemente abundante en ácido araquidónico. Las principales fuentes nutricionales de este exceso son: la carne, la yema de los huevos, aves de corral, leche y embutidos. Como precursores la mayoría de alimentos ricos en grasas saturadas, bollería, pasteles y carbohidrátos con un alto índice glicémico.
LA SOLUCIÓN
Evitar ese desequilibrio es extremadamente sencillo. Bastaría con seguir la recomendación universal de consumir en mucho menor grado los alimentos citados e incrementar el consumo de productos vegetales (verduras, frutas, legumbres). Los derivados animales (carne, huevos) procedentes de individuos criados de forma que puedan moverse libremente y con una alimentación natural son más ricos en ácidos grasos Omega-3 que compensa en una destacable medida el indeseable proceso descrito. Una razón más (entre muchas otras) para preferir alimentos ecológicos.
Por otra parte las semillas de lino y sésamo, ricas en lignanos, que se han mostrado muy eficaces para bloquear la vía negativa del ácido araquidónico. Sobre este tema escribiré en una próxima ocasión pero, por lo pronto, adelanto mi recomendación enfática de consumir diariamente, al menos, una cucharada de semillas de lino y/o sésamo (masticándolas minuciosamente) o algún suplemento nutricional rico en ácidos grasos Omega-3 y lignanos.
Al consumir productos ricos en ácido araquidónico o compuestos que son precursores de este ácido obtenemos, en consecuencia, un exceso de ácido araquidónico en el cuerpo.
Con un exceso de ácido araquidónico en el cuerpo se incrementa la producción de 5-lipooxigenasa (5-LOX) la cual facilita la propagación, infiltración y metástasis de las células cancerosas.
La 5-LOX estimula la producción de ácido 5-hidroxiecosatetraenocio (5-HETE), sustancia que bloquea la apotosis o muerte programada de las células (lo que las convierte, potencialmente, en células cancerosas).
Al mismo tiempo, el exceso de 5-LOX facilita la acumulación de leucotrienos B4 que son compuestos pro-inflamatorios y responsables del daño a las articulaciones, capa interna de las arterias y otros tejidos orgánicos.
DIETAS DESEQUILIBRADAS RICAS EN ACIDO ARAQUIDÓNICO
A pesar de ser un proceso bien conocido la alimentación de miles de personas en países desarrollados es notablemente abundante en ácido araquidónico. Las principales fuentes nutricionales de este exceso son: la carne, la yema de los huevos, aves de corral, leche y embutidos. Como precursores la mayoría de alimentos ricos en grasas saturadas, bollería, pasteles y carbohidrátos con un alto índice glicémico.
LA SOLUCIÓN
Evitar ese desequilibrio es extremadamente sencillo. Bastaría con seguir la recomendación universal de consumir en mucho menor grado los alimentos citados e incrementar el consumo de productos vegetales (verduras, frutas, legumbres). Los derivados animales (carne, huevos) procedentes de individuos criados de forma que puedan moverse libremente y con una alimentación natural son más ricos en ácidos grasos Omega-3 que compensa en una destacable medida el indeseable proceso descrito. Una razón más (entre muchas otras) para preferir alimentos ecológicos.
Por otra parte las semillas de lino y sésamo, ricas en lignanos, que se han mostrado muy eficaces para bloquear la vía negativa del ácido araquidónico. Sobre este tema escribiré en una próxima ocasión pero, por lo pronto, adelanto mi recomendación enfática de consumir diariamente, al menos, una cucharada de semillas de lino y/o sésamo (masticándolas minuciosamente) o algún suplemento nutricional rico en ácidos grasos Omega-3 y lignanos.