8.5.08

LA FIEBRE Y EL CANCER

En algunos tipos de tumores, como los que afectan al sistema linfático, hígado o riñones, es habitual que se presenten episodios de fiebre. Con algunos tratamientos naturales también. Personalmente soy optimista en relación a la fiebre en los procesos neoplásicos ya que parece indicar, en general, una buena disposición del organismo para afrontar el problema.

Todas las sustancias que elabora nuestro cuerpo para producir fiebre potencian, en gran medida, la actividad de nuestro sistema inmunológico y, en particular, las células que tienen la capacidad de atacar a las cancerosas. Entre estas sustancias que intervienen en la puesta en marcha del proceso febril destacan: diversos tipos de interleukinas, interferón y el "factor de necrosis tumoral" (FNT). La interleukina-1 y el FNT son producidos normalmente por nuestros macrófagos y ejercen una acción tóxica sobre las células tumorales.

La elevación controlada de la temperatura corporal (fiebre) también está mediada por prostaglandinas. Por tanto, en aras de no estorbar este mecanismo, está plenamente justificada la ingestión de suplementos dietéticos a base de aceite de onagra o de borraja. El ácido gamma-linolénico que aportan es fácilmente utilizado por el organismo para fabricar prostaglandinas (PGs). Muchas de estas PGs desarrollan actividades contrarias a la pervivencia y crecimiento del tumor. Véase "El Método Kousmine".

Por ser su mecanismo de acción contrario a la síntesis de las PGs, no recomiendo la utilización de derivados del ácido acetilsalicílico a las personas que padecen procesos neoplásicos o presenten lesiones que puedan llegar a transformarse en ellas.

Con el aumento de la temperatura corporal se libera más fácilmente el oxígeno en los tejidos, lo cual supone otro efecto positivo muy interesante. Véase "Oxígeno".

La fiebre es también, sin duda, un buen inmunoestimulante. No sólo inhibe el crecimiento de numerosos gérmenes sino que favorece la actividad de los leucocitos y macrófagos de nuestro sistema defensivo. Al Dr.Wagner-Jauregg se le concedió el Premio Nóbel en 1927 por sus estudios acerca del efecto terapéutico de la fiebre, pero desde entonces la ciencia no ha conseguido elaborar una hipótesis aceptable para todos.

En relación a cualquier episodio de fiebre en una persona con cáncer la única preocupación que se debe tener es que no llegue a ser excesivamente alta. Sólo en caso de que sobrepase los 39,5 grados centígrados debiera plantearse la utilización de antipiréticos.

Muy importante

Antes de efectuar cualquier cambio en su dieta o añadir elementos nuevos a su tratamiento debe consultarlo con su médico. Algunas informaciones que aquí aparecen pueden no ser recomendables para personas con tumores productores de hormonas, diabetes, insuficiencia renal u otras alteraciones asociadas. Ante cualquier duda siga siempre las recomendaciones de su médico.

¿Qué es esto?

Soy médico y autor del libro "Cáncer, apuesta por la vida". He decidido que esté accesible para todo el mundo de forma gratuita. El libro está completo. Si deseais leerlo desde el principio pulsad AQUÍ para ir a la primera página y seguid el orden cronológico de los capítulos (al finalizar cada capítulo pulsad en "entrada más reciente" para ver el siguiente o usad el índice de capítulos).

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