Prevenir y evitar el desarrollo de ciertos tipos comunes de cáncer puede ser extremadamente simple y barato.
Así lo demuestran variados estudios científicos publicados que parecen demostrar el maravilloso efecto anticancerígeno de unos compuestos presente en las semillas de lino.
Las semillas de lino son baratas y se encuentran fácilmente con lo cual resulta extremadamente sencillo incorporarlas a la dieta.
Lo que las hace tan interesantes son los lignanos, presentes en una alta proporción en las semillas de lino (aunque no en el aceite de lino).
Parece ser que los lignanos alteran favorablemente el metabolismos de los estrógenos, inhiben la angiogénesis y promueven la autodestrucción de las células cancerosas.
Un estudio científico (McCann SE, Muti P, Vito D, et al. Dietary lignan intakes and risk of pre- and postmenopausal breast cancer. Int J Cancer. 2004 Sep 1;111(3):440-3) evaluó el riesgo de cáncer de mama y la ingesta de lignanos en más de 3000 mujeres, incluyendo 1100 de ellas con cáncer de mama diagnosticado y 2000 libres de cáncer. El análisis estadístico determinó que las mujeres premenopáusicas con la ingesta más alta de lignanos tenían un riesgo 44% menor de desarrollar cáncer de mama.
Otros estudios mostraron hallazgos similares. Los investigadores explican que altos niveles en sangre del fitoestrógeno enterolactona (que es el primer lignano producido por el cuerpo a partir de las semillas de lino) está asociado a bajo riesgo de cáncer de mama. O, dicho de otra forma: los valores de enterolactona en sangre son significativamente bajos en mujeres que han desarrollado cáncer de mama. En conclusión, la enterolactona tiene un fuerte efecto protector frente al riesgo de cáncer de mama ( Boccardo F, Lunardi G, Guglielmini P, et al. Serum enterolactone levels and the risk of breast cancer in women with palpable cysts. Eur J Cancer. 2004 Jan;40(1):84-9.)
Los lignanos también ofrecen protección frente al cáncer de endometrio. El efecto protector de las semillas de lino podría derivarse de su capacidad para actuar como anti-estrogénicos.
¿REALMENTE PUEDE SER TAN SENCILLO ESTE ASUNTO?
No soy el único que he afirmado machaconamente que la dieta guarda una relación causa-efecto, si no total, sí al menos muy significativa con el riesgo de desarrollar cáncer. En relación al caso que nos ocupa (cáncer de mama) hay muchos estudios al respecto. Y no hablamos de estudios de hace 30 años, que no tendrían por qué haber caducado. Por ejemplo: Cui X, Dai Q, Tseng M et al. Dietary patterns and breast cancer risk in the shanghai breast cancer study. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 2007 Jul;16(7):1443-8.. Este estudio demuestra una reducción de riesgo de hasta el 90% dependiendo del tipo de dieta y suplementos nutricionales consumidos.
Aún más, los riesgos también están relacionados con los excesos calóricos en la dieta. De hecho, por cada caloría excesiva en nuestra alimentación nuestro riesgo para varios tipos de cáncer se incrementa. Pero esto lo trataré en otra ocasión.
RESUMEN PRÁCTICO
Analizando una buena cantidad de estudios científicos que relacionan diversos tipos de cáncer asociados a hormonas podemos extraer algunas conclusiones prácticas. Me estoy refiriendo, específicamente, a tipos de cáncer relacionados con la perimenopausia entre los que incluyo cáncer de mama y cáncer de útero.
1) Algunos alimentos protegen frente al efecto negativo de los estrógenos: vitamina D, plantas crucíferas o brasicáceas (col o berza, repollo, hojas de nabo o grelos, coliflor, brócoli, rábano...), soja y semillas de lino.
2) Algunos alimentos producen, por el contrario, un efecto negativo y un agravamiento del riesgo: carnes rojas, grasas (particularmente las saturadas, hidrogenadas o una alta proporción de grasas en la dieta), alimentos excesivamente manipulados o industrializados en general.
3) Los restos de pesticidas y otros fitoquímicos en los alimentos pueden producir un devastador efecto incrementando gravemente el riesgo. Un punto muy importante a favor de los alimentos ecológicos.
De lo anterior se desprende que está en nuestra mano proporcionarnos una protección eficaz frente a tipos muy comunes de cáncer y que esto no debe resultar, en modo alguno, económicamente gravoso.
Por tanto, sabiendo esto, bueno será difundirlo y ponerlo en práctica.
NOTA ADICIONAL: Quiero animar a los lectores y lectoras de este blog a difundir este conocimiento bien dando a conocer la dirección del blog o de la forma que les parezca mejor. Debe quedar claro que no me anima ningún tipo de estrategia comercial. Sólo intento utilizar las ventajas de la tecnología para dar a conocer pautas de salud sencillas, probablemente eficaces y basadas en el rigor científico. Estrategias, en su mayoría, que desgraciadamente no son ampliamente difundidas por otros medios. Gracias a tod@s por colaborar en el bienestar común.
Así lo demuestran variados estudios científicos publicados que parecen demostrar el maravilloso efecto anticancerígeno de unos compuestos presente en las semillas de lino.
Las semillas de lino son baratas y se encuentran fácilmente con lo cual resulta extremadamente sencillo incorporarlas a la dieta.
Lo que las hace tan interesantes son los lignanos, presentes en una alta proporción en las semillas de lino (aunque no en el aceite de lino).
Parece ser que los lignanos alteran favorablemente el metabolismos de los estrógenos, inhiben la angiogénesis y promueven la autodestrucción de las células cancerosas.
Un estudio científico (McCann SE, Muti P, Vito D, et al. Dietary lignan intakes and risk of pre- and postmenopausal breast cancer. Int J Cancer. 2004 Sep 1;111(3):440-3) evaluó el riesgo de cáncer de mama y la ingesta de lignanos en más de 3000 mujeres, incluyendo 1100 de ellas con cáncer de mama diagnosticado y 2000 libres de cáncer. El análisis estadístico determinó que las mujeres premenopáusicas con la ingesta más alta de lignanos tenían un riesgo 44% menor de desarrollar cáncer de mama.
Otros estudios mostraron hallazgos similares. Los investigadores explican que altos niveles en sangre del fitoestrógeno enterolactona (que es el primer lignano producido por el cuerpo a partir de las semillas de lino) está asociado a bajo riesgo de cáncer de mama. O, dicho de otra forma: los valores de enterolactona en sangre son significativamente bajos en mujeres que han desarrollado cáncer de mama. En conclusión, la enterolactona tiene un fuerte efecto protector frente al riesgo de cáncer de mama ( Boccardo F, Lunardi G, Guglielmini P, et al. Serum enterolactone levels and the risk of breast cancer in women with palpable cysts. Eur J Cancer. 2004 Jan;40(1):84-9.)
Los lignanos también ofrecen protección frente al cáncer de endometrio. El efecto protector de las semillas de lino podría derivarse de su capacidad para actuar como anti-estrogénicos.
¿REALMENTE PUEDE SER TAN SENCILLO ESTE ASUNTO?
No soy el único que he afirmado machaconamente que la dieta guarda una relación causa-efecto, si no total, sí al menos muy significativa con el riesgo de desarrollar cáncer. En relación al caso que nos ocupa (cáncer de mama) hay muchos estudios al respecto. Y no hablamos de estudios de hace 30 años, que no tendrían por qué haber caducado. Por ejemplo: Cui X, Dai Q, Tseng M et al. Dietary patterns and breast cancer risk in the shanghai breast cancer study. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 2007 Jul;16(7):1443-8.. Este estudio demuestra una reducción de riesgo de hasta el 90% dependiendo del tipo de dieta y suplementos nutricionales consumidos.
Aún más, los riesgos también están relacionados con los excesos calóricos en la dieta. De hecho, por cada caloría excesiva en nuestra alimentación nuestro riesgo para varios tipos de cáncer se incrementa. Pero esto lo trataré en otra ocasión.
RESUMEN PRÁCTICO
Analizando una buena cantidad de estudios científicos que relacionan diversos tipos de cáncer asociados a hormonas podemos extraer algunas conclusiones prácticas. Me estoy refiriendo, específicamente, a tipos de cáncer relacionados con la perimenopausia entre los que incluyo cáncer de mama y cáncer de útero.
1) Algunos alimentos protegen frente al efecto negativo de los estrógenos: vitamina D, plantas crucíferas o brasicáceas (col o berza, repollo, hojas de nabo o grelos, coliflor, brócoli, rábano...), soja y semillas de lino.
2) Algunos alimentos producen, por el contrario, un efecto negativo y un agravamiento del riesgo: carnes rojas, grasas (particularmente las saturadas, hidrogenadas o una alta proporción de grasas en la dieta), alimentos excesivamente manipulados o industrializados en general.
3) Los restos de pesticidas y otros fitoquímicos en los alimentos pueden producir un devastador efecto incrementando gravemente el riesgo. Un punto muy importante a favor de los alimentos ecológicos.
De lo anterior se desprende que está en nuestra mano proporcionarnos una protección eficaz frente a tipos muy comunes de cáncer y que esto no debe resultar, en modo alguno, económicamente gravoso.
Por tanto, sabiendo esto, bueno será difundirlo y ponerlo en práctica.
NOTA ADICIONAL: Quiero animar a los lectores y lectoras de este blog a difundir este conocimiento bien dando a conocer la dirección del blog o de la forma que les parezca mejor. Debe quedar claro que no me anima ningún tipo de estrategia comercial. Sólo intento utilizar las ventajas de la tecnología para dar a conocer pautas de salud sencillas, probablemente eficaces y basadas en el rigor científico. Estrategias, en su mayoría, que desgraciadamente no son ampliamente difundidas por otros medios. Gracias a tod@s por colaborar en el bienestar común.
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