25.2.08

LA OTRA CARA DE LA VIDA

La angustia que produce la palabra cáncer estriba, principalmente, en que se asocia a esa otra de la cual huimos constantemente: la muerte. Y ésto nos sitúa sobre uno de los más grandes vacíos de la educación actual. No tenemos una sóla asignatura en nuestros colegios o universidades que enseñe al ser humano a morir.

Puede usted, si lo desea, eludir este capítulo. Sin embargo, no debería... porque todos somos mortales. La vida de nuestro cuerpo se acabará tarde o temprano. Un diagnóstico de cáncer NO es una sentencia de muerte. Todos tenemos que morir pero nunca sabremos cuándo.

Le comentaba en otro capítulo que un médico puede decirle que usted morirá. Usted puede contestarle que él también morirá. No podemos saber cuándo. Pero sí podemos estar seguros de que esa experiencia la viviremos algún día.

Quiero decirle que la idea de la muerte no debiera ser angustiosa. Esa es mi opinión. Si algo seguro hay es que todo lo que nace, muere... ¿dónde está la tragedia?

Cuando lloramos la pérdida de un ser querido lo que manifestamos es la angustia de no verlo más. En realidad no sabemos lo que le ha sucedido. Tal vez esté mejor... pero no lo sabemos. Si estaba pasando por algún sufrimiento lo más probable es que ahora ya no lo tenga. Pero a nosotros nos duele no disfrutar más de su compañía. Nos duele lo que pudimos hacer por él y no hicimos. Las lágrimas de los funerales suelen ser más por nosotros mismos que por el propio difunto.

¿Le parece que me estoy excediendo? Pues discúlpeme... sólo reflexionaba sobre algunas cuestiones que me parecen del máximo interés.

Usted morirá y yo también. El cuerpo físico tiene un tiempo limitado. En realidad no puedo decirle si el alma o la psiquis continúa viviendo más allá del tiempo que tiene el cuerpo que la aloja una temporada. Es un tema que pertenece a las creencias particulares de cada cual.

Cáncer NO es sinónimo de muerte. El simple hecho de vivir ya supone que pasaremos algún día por la experiencia de la muerte. Pero cuando a uno le dicen que tiene cáncer parece como si de repente lo enfrentaran a uno a la muerte. No es cierto. La verdad (perdone que insista) es que podemos morir en cualquier momento, con cáncer o sin él.

Tal vez, la tragedia esté en que no sabemos vivir. Pensamos demasiado en el pasado o en el futuro. Generalmente nos perdemos el único momento que verdaderamente existe para nosotros. Ese tiempo que es auténticamente real es: AHORA.

Saber (de verdad) que uno es mortal supone, ante todo, vivir mejor. En la facultad de medicina nos decían que el ser humano es el único animal consciente de su mortalidad. Siempre me he permitido dudarlo. No puedo opinar sobre el resto de los animales pero, desde luego, la mayoría de nuestros congéneres no poseen la menor consciencia real de esta verdad. Nuestra cultura niega la muerte, huye de ella, trata desesperadamente de olvidarla... y la mayor parte de las veces lo consigue; hasta cierto punto.

Continuamente hacemos estrambóticos planes para el futuro. Nos atenaza el miedo. Olvidamos disfrutar de lo que tenemos. Generaciones enteras trabajan y trabajan para sus descendientes. Pero no somos capaces de vivir el AHORA. Lo más grande, auténtico y maravilloso que tenemos. En realidad no tenemos otra cosa que un continuo AHORA.

Pensar en la muerte es vivir mejor, aunque usted no se lo crea. Si fuéramos conscientes de nuestra mortalidad, de la incertidumbre acerca de cuántos años vamos a poseer este cuerpo, viviríamos infinítamente más felices nuestro ahora. Le sacaríamos más jugo a nuestra vida presente.

Cuando somos adolescentes pensamos lo maravillosa que será nuestra vida cuando alcancemos la mayoría de edad. Luego creemos que encontrando un trabajo o casándonos seremos felices. Llegan los hijos y acabamos pensando en lo que disfrutaremos cuando ya sean mayores. Se van los hijos y esperamos a jubilarnos para darnos la gran vida. Nos jubilamos y ya no tenemos ganas de hacer nada, nos aburrimos y el miedo nos aprisiona. ¡Claro, con estas pensiones tan bajas! y nos damos la peor vida, guardando todo lo posible para el futuro, para los hijos, los nietos... y así seguirá la cadena.

Alguien dijo una vez que deberíamos vivir cada día como si fuese el último. Es una frase profunda pero ¡cuán difícil de llevar a la práctica! ¿Qué haría usted si fuese éste el último día de su vida? ¿No le gustaría disfrutar de su familia, de sus amigos, organizar sus cosas, jugar, pasear, respirar a fondo...? ¿No vería el mundo a su alrededor de manera diferente? ¿Se imagina lo emocionante que puede ser la vida si la viviéramos con la intensidad que merece?

Posiblemente la muerte sea la otra cara de la vida. Si la energía no se destruye nunca es dable pensar que nuestra energía psíquica (lo que realmente somos) tampoco lo haga. Puede que la muerte suponga tan sólo dejar un traje, a veces viejo y gastado. Sea lo que sea debe ser una experiencia muy interesante. Especialmente porque morir no duele.

He vivido en primera persona varias experiencias cercanas a la muerte. En la primera de ellas, al caer por una profunda sima de una gruta, sentí que, verdaderamente, no existe el dolor en esos instantes. Luego, todas las personas que he visto morir (y, en mi vda me ha tocado atender a muchas en ese trance) han dado sobradas muestras de experimentar una gran paz en el momento de abandonar el cuerpo.

Cualquier montañero que se haya despeñado y pueda contarlo relatará, invariablemente, una total ausencia de dolor durante el accidente. Incluso le podrá decir cómo, en esos instantes, pudo ver su cuerpo cayendo mientras se siente flotar en la atmósfera. Los relatos de muchas personas que han estado a punto de morir son coincidentes. No se puede explicar, basándose en la pura fisiología cerebral, cómo es posible que en esos momentos pueda ver lo que ocurre desde otro ángulo. O que se pueda contar lo que sucedía en otra habitación.

Todas esas experiencias deberían ayudarnos a pensar en la muerte como una experiencia posiblemente agradable. Sin duda, la gran experiencia de nuestra vida.

Siempre me ha resultado curioso el que en los accidentes más graves nadie tenga la menor conciencia de dolor. Ningún herido de guerra, ningún accidentado, nadie que haya sufrido graves heridas podrá contarle el dolor que se experimenta. Simplemente porque las situaciones que comprometen la vida del cuerpo se viven (por algún piadoso mecanismo de la naturaleza) con total ausencia de dolor.

El Dr.Livingstone, aquel famoso misionero y explorador, relata una experiencia cercana a la muerte vivida en carne y hueso. En una ocasión fue atrapado por un león y éste comenzó a devorarle un hombro. ¿Terrible, verdad? Pues el propio Livingstone relata que, aún siendo consciente de la gravedad de su situación, no experimentaba dolor alguno, En el momento en que ya nada se podía hacer, la naturaleza se encargó de desconectar algunos circuitos y (paradójicamente) la experiencia no era vivida de manera desagradable. Algo así como el ratoncito que es atrapado por el gato. Parece estar sumido en una especie de sueño hipnótico. Cuando se miden las constantes vitales de un ratón a punto de ser devorado por un gato, lejos de expresar alarma, reflejan una actividad nerviosa semejante a un plácido sueño.

Seguramente lo más cercano a la experiencia de morir experimentable diariamente sea el acto de dormir y soñar. Quizá por esto la sabia intuición de nuestros ancestros griegos hizo a Hypnos (el sueño) hermano pequeño de Thanatos (la muerte) en su mitología. Abandonarse al sueño cuando uno está cansado es dejar aparcado el cuerpo para que la psiquis vague. De alguna manera seguimos viviendo en el mundo de los sueños.

Probablemente muchos lectores no estén en nada de acuerdo con lo que escribo. Pero en estos momentos me he zafado del rigor científico para explayarme en experiencias prácticas, sensaciones si se quiere, más cercanas a lo humano que al frío racionalismo.

Educado en una escuela racional y en las rígidas tesis de la medicina contemporánea tendría que explicar que el sueño es una simple actividad cerebral residual. Pero escribo estas lineas convencido de que realmente no sabemos nada. Cuando era jovencito, un grupo de amigos nos pusimos de acuerdo para tener el mismo sueño, una determinada noche. Quedamos en vernos, soñando, en un lugar. De esta manera nos fuimos a dormir elaborando este sueño. Queríamos soñar que ibamos a Santiago de Compostela, en España, y hasta nos permitimos el lujo de concertar una cita frente a su catedral.

Algunos soñamos con la catedral y que nos encontrábamos allí. En nuestro sueño hablábamos de diferentes temas e, incluso, quisimos explorar los recovecos de esa antigua construcción. Al fin y al cabo en un sueño podemos volar y atravesar paredes ¿no? Bien, a la tarde siguiente nos reunimos, después de nuestras clases o trabajos para comentar la experiencia. Nuestra sorpresa fue impresionante al comprobar que la mayoría de los participantes recordábamos perfectamente las conversaciones y los lugares que vimos. ¡Todos recordábamos lo mismo!

Desde entonces mi concepto sobre los sueños varió bastante, como es lógico... aunque no soy muy partidario de elaborar nuevas teorías.

Espero que estas breves reflexiones le sean de utilidad. la vida es para vivirla AHORA. Sepa usted que AHORA es lo más importante. Cumpla sus obligaciones y responsabilidades pero, haga lo que haga, viva AHORA con toda la intensidad de que sea capaz.

Es importante que tenga siempre todos sus asuntos al día. No posponga esas cartas que debe escribir. No deje para mañana ningún asunto. Resuélvalos según se presentan. Sea feliz AHORA.

Muy importante

Antes de efectuar cualquier cambio en su dieta o añadir elementos nuevos a su tratamiento debe consultarlo con su médico. Algunas informaciones que aquí aparecen pueden no ser recomendables para personas con tumores productores de hormonas, diabetes, insuficiencia renal u otras alteraciones asociadas. Ante cualquier duda siga siempre las recomendaciones de su médico.

¿Qué es esto?

Soy médico y autor del libro "Cáncer, apuesta por la vida". He decidido que esté accesible para todo el mundo de forma gratuita. El libro está completo. Si deseais leerlo desde el principio pulsad AQUÍ para ir a la primera página y seguid el orden cronológico de los capítulos (al finalizar cada capítulo pulsad en "entrada más reciente" para ver el siguiente o usad el índice de capítulos).

Los artículos no pertenecen al libro. Son la continuación natural del blog. Tratan de aportar nuevas ideas, descubrimientos, noticias y análisis.

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