18.1.08

¿MAS ALLA DEL AYUNO?: LA TERAPIA DE LA ORINA

¿Sorprendente, no? Ahora no tengo más remedio que escribir acerca de otra de las terapias más antiguas del mundo. Aunque usted no lo crea la orina se sigue utilizando como un medicamento natural en muchas partes del mundo. Y no sólo la humana sino la de muchos animales, como la de las vacas (en la India, claro).

Quizás haya leído alguna vez, con el natural estupor, como algún longevo chino bebía, a modo de elixir de larga vida, un vaso de su propia orina todas las mañanas. Habrá pensado que hoy en día los periodistas no saben que inventar para llenar las páginas de las revistas. Y, sin embargo, se equivoca. Es una costumbre que mantienen más personas de las que uno puede imaginar.

Tratemos de pensar qué lógica pueda tener tal afición. En primer lugar, ¿qué es la orina? Se trata de una solución acuosa de urea y sales minerales, primordialmente. El riñón, a través de un complejo y fino mecanismo filtra la sangre para que su composición se mantenga en el estrecho margen que permite la vida. La orina es un buen antiséptico que se opone a la proliferación de gérmenes patógenos. Por esto los conductos urinarios suelen ser estériles aunque, es cierto, algunos microorganismos pueden hacerse resistentes y acantonarse en algunos lugares del tracto urinario, especialmente las partes más externas. Esto sucede, casi siempre, en aquellas zonas que no son bañadas continuamente por la orina.

Todos los componentes de la orina conforman un compuesto que, para ser honestos, es el mejor cosmético que pdemos obtener sin transformaciones industriales. Sabrá que era costumbre de muchos campesinos (entre otras profesiones) orinarse en las manos para suavizarlas evitando grietas y otras lesiones. Quizá no esté informado de que la orina o alguno de sus componentes formó y sigue formando parte de muchas cremas de belleza que no son precisamente baratas. Hubo un tiempo (no sé si todavía continúa ese negocio) en que algunos laboratorios compraban orina de campesinos de ciertas regiones de Rusia y el Cáucaso. Esta materia prima era muy apreciada para elaborar cosméticos por los magníficos resultados que producía sobre la piel. Muchas delicadas damas las habrán usado sobre su cutis sin sospechar siquiera cual sería el componente activo principal. Lo que sí es seguro es que hoy en día la urea (el componente principal de la orina) es un insustituible ingrediente de casi todas las cremas de belleza. ¡Revise su tocador y compruébelo!

Pero... una cosa es usar la orina como loción y otra bebérsela ¿verdad? Pues fíjese que a través de los siglos ha perdurado entre gentes como usted y como yo (con menos prejuicios tal vez) la idea de que la orina es una especie de panacea universal.

La verdad es que podría justificar varias de las acciones terapéuticas que se le atribuyen. Los partidarios de esta terapia (que son muchos, como he dicho, especialmente en los países de escasa renta per cápita) aseguran que un vaso de la propia orina todas las mañanas conserva al cuerpo libre de enfermedades.

Tal vez me aventure mucho tratando de razonar la posible veracidad de la aserción anterior. Pero la orina puede ser realmente, por vía digestiva, una auténtica autovacuna protectora frente a los microorganismos que comienzan a invadir o pululan por nuestro sistema. Podría ser...

La abundancia de sales minerales la convierte en un gran depurador intestinal y ya sabemos lo importante que es mantener esa vía de eliminación en excelentes condiciones.

En cuanto a su riqueza en urea... existe un experimento publicado en la prestigiosa revista "Lancet" de 1974, realizado por los doctores Danopoulos y Danopoulou en donde se demuestran sus propiedades antitumorales. En concreto, la administración de urea por vía oral produce resultados significativamente positivos en el tratamiento del cáncer que afecta al hígado.

Es el hígado el primer beneficiario del tratamiento con urea oral por ser el órgano que la recibe en proporción significativa tras ser absorbida por el intestino.

Los médicos que prescriben el tratamiento con urea suelen utilizarla en forma de polvo puro encapsulado, administrando diariamente unos quince gramos. También se reportan excelentes resultados inyectándola directamente en el tumor y tejidos adyacentes. Como mínimo cabe concederle a la urea un valor preventivo tras extirpación quirúrgica de un tumor primario frente a la posibilidad de metástasis hepáticas o pulmonares.

Naturalmente la urea es barata y ninguna multinacional posee patente que le permita negociar en exclusiva con ella. Por eso no es de extrañar que tal método no sea ampliamente difundido o exhaustivamente estudiado. De estas cosas ya no me asombro.

Personalmente he seguido con atención la evolución de pacientes que aplicaron sobre sí mismos la llamada "terapia de la orina" que a continuación explicaré. Los excelentes resultados obtenidos me animan a escribir este, para muchos extraño, capítulo. Debo subrayar que los resultados mejores parecen obtenerse sobre tumores hepáticos siempre y cuando no se haya afectado más de la tercera parte de ese órgano. A pesar de todo tengo registrados casos de tumoraciones malignas de otros órganos que, con la terapia de la orina han obtenido mejoras, en no pocos casos, espectaculares. Pero todos esos buenos resultados conviene atribuirlos a tres factores que intervienen en esta terapia: el ayuno, la decisión del paciente y, por supuesto, la orina.

Queda claro, pues, que la terapia con urea pura será administrada siempre por facultativos. Un paciente siempre tiene el derecho de buscar al médico que más confianza le infunda. Los hay que utilizan la urea como tratamiento del cáncer pero me consta que suelen ser menospreciados, incluso amenazados por ello. Sea como sea los resultados obtenidos con la urea son buenos y nadie puede negarlo aportando pruebas en contra. El doctor Ecanow y colaboradores de la facultad de medicina de la Universidad de Illinois ya demostraron lo bien fundado que está, desde el punto de vista bioquímico, el uso de la urea para impedir la proliferación celular anormal. Asimismo existen muchos otros trabajos publicados en los anales científicos de los últimos años. Pero como he prometido no enredar el texto con profusas explicaciones y referencias remito al lector a la sección de bibliografía y referencias o a documentarse por otras vías.

La terapia de la orina es muy simple. Consiste básicamente en ayunar, tal como he explicado en el capítulo anterior. El resto consiste en beber la mayor cantidad posible de la propia orina. El volumen total de orina excretada durante el día puede contener unos 25 gramos de urea, cantidad más que suficiente para lograr su efecto terapéutico. Mientras dura el ayuno se aparta una cierta cantidad para aplicarla por medio de masajes por toda la piel.

Con este procedimiento los pacientes se encuentran especialmente bien durante el ayuno y sin sufrir el menor síntoma de debilidad. Como puede suponerse su piel adquiere un aspecto realmente saludable.

A estas alturas algunos lectores pensarán que sufro de alguna especie de desequilibrio mental, que lo que están leyendo no puede ser. ¿Beber orina? No es tan terrible en realidad. Por el hecho de no pensarlo hay personas que mueren deshidratadas sobre una balsa a la deriva tras naufragar su barco. Si reciclaran el agua que eliminan al orinar podrían resistir seguramente varias semanas sin contar con una sola gota de agua potable. Además, repondrían gran cantidad de sales minerales que de otra manera se perderían irremisiblemente. En fin, al menos acuérdese de esto si se encuentra en alguna situación similar o en medio de un desierto sin una cantimplora llena.

Pero no estoy, en absoluto, abusando de su confianza. Hablo totalmente en serio. La terapia de la orina es enormemente respetable. Y le puedo asegurar que el sabor de este líquido no es tan terrible como se pueda imaginar. El problema es más mental que realmente de sabor. El truco está en quitarse unos kilos de prejuicios y beberla despacio, créame.

Cuando se bebe la orina que se va produciendo, va adquiriendo cada vez un aspecto más claro. Y, naturalmente, las ganas de orinar son especialmente frecuentes.

Por tanto, resumo: ayunar como ya se ha indicado, ir bebiendo la orina que se produce y usar parte de ella para masajear todo el cuerpo posibilitando su absorción a través de la piel. No existe ningún peligro con esta práctica, es absolutamente inocua. Lo que sí sucederá es que su intestino se limpiará muy bien y, en consecuencia, parte del agua de la orina será excretada por vía rectal.

Durante este ayuno también puede beber agua y jugos si le apetece. Debe durar el tiempo que sea necesario y para ello se guiará por las pautas indicadas en el capítulo anterior. Le diré, de todas formas, que los pacientes que siguieron esta terapia se encontraron especialmente bien durante toda la duración de la misma. El que más duró (entre los que personalmente he visto) mantuvo el ayuno durante sesenta días, perdió 20 kilos y con ellos un carcinoma de cabeza de pancreas con metástasis hepáticas y al pulmón derecho.

Si necesita un poco más de ánimo para poner en práctica esta terapia consígase los libros que cito en la sección bibliográfica.