28.3.08

HAMER, EL HEREJE

El Dr. Ryke Geerd Hamer ha suscitado, en los últimos años, una violenta polémica que le ha supuesto ser inscrito en el ya amplio "archivo" de los herejes de la ciencia. Su fuerte personalidad, su carisma (según algunos formando parte de un carácter esencialmente mitómano), sus expresiones exentas de diplomacia, sus apasionadas exposiciones ideológicas, le hacen (en un mundo que no especialmente tolerante con las voces heterodoxas cuando suenan más de lo debido) objetivo de los más furibundos ataques.

Probablemente sus postulados puedan ser discutibles... pero, al menos, debieran ser medianamente respetados. Como suele suceder con los herejes, sus derechos son pisoteados y se apela a la infalibilidad de la ciencia para negarle su licencia de médico.

No es mi pretensión defender sus ideas, ya que de ser ciertas se han de amparar por sí solas. Pero es justo exponerlas a la consideración de quien desee sopesarlas. Confieso que en algunos puntos esoty de acuerdo y que, en todo caso, han de representar, al menos, una parte de la verdad.

La medicina no puede ser sólo materia, células, moléculas y átomos... la parte psíquica de un individuo es inseparable del ordenado baile de los electrones. Probablemente lo psíquico determine en gran medida lo físico y se encuentre en primera linea entre los eslabones de las causas y los efectos. Algunas observaciones del Dr.Hamer coinciden con las mías. Y a fe que no soy un elemento aislado o confuso dentro del dogmático mundo de la ciencia. Convendrá, por tanto, que reflexionemos sobre sus ideas, aceptando lo útil y dejando en el limbo lo que no coincida con nuestra visión del asunto. La ciencia no consiste únicamente en teorías pero es necesario partir de hipótesis para poder avanzar en algún sentido. Cuando una hipótesis se confirma deja de serlo. Muchos de los grandes descubrimientos científicos han nacido como ideas y deducciones a partir de la observación que, en principio, fueron tomadas como "heréticas". Seguiríamos pensando que la Tierra es el centro del Universo si no hubiera existido un observador "herético" genial que hubiese sostenido lo contrario.

Para Hamer, las enfermedades nacen en la esfera de lo psíquico. Es el cerebro, como mediador entre los psíquico y lo físico el que determina los cambios que conducen a lo que llamamos patología. Es verdad que sin cerebro no hay cáncer. Un órgano privado de su conexión con el cerebro no desarrolla cáncer. Una úlcera gástrica desaparece cuando se corta el nervio que alimenta la zona en la que se desarrolla. Entonces ¿cómo pensar que un cáncer es una afección local independiente de lo psíquico? Hasta aquí, Hamer, no dice nada que deba ser tomado omo "peligroso". Si no tuviese el carácter combativo que tanto molesta, Hamer sólo crearía indiferencia en el cerrado mundo de la ortodoxia. Pero su carrera de mártir ya está determinada. Como todos los que se atreven a gritar sus ideas heterodoxas, Hamer morirá crucificado... aunque sus ideas (que indiscutiblemente llevan la impronta de sus fuerza y, en el fondo, no carecen de sentido) le sobrevivirán. Tiempo al tiempo, la historia se encargará de confirmar (o no) este aserto.

La historia del Dr.Ryke Geerd Hamer, fundador (según él) de la "Nueva Medicina" tiene un punto esencial de partida en el año 1978, cuando un hijo suyo es acribillado a balazos mientras dormía en la cubierta de un barco. En el mismo año, el Dr.Hamer desarrolla un cáncer testicular.

Tras investigar a numerosos pacientes con cáncer se da cuenta de que "en todos, sin excepción, se había producido un claro acontecimiento o shock y que, a partir de ese momento, tenían las manos frías, perdían peso y no podían conciliar el sueño; de tal manera que se podía seguir el hilo hasta el shock inicial a partir del cual el cáncer había aparecido".

En consecuencia, expone: "los conflictos para los que no estamos preparados y que provocan una perturbación psíquica violenta, un shock, a éstos les llamamos CONFLICTOS BIOLÓGICOS".

De lo que se desprende: "Y fue así como en 1978 caí enfermo por un conflicto biológico, desarrollando un cáncer testicular".

No está de más remachar que lo que Hamer describe como conflicto biológico es realmente común en los enfermos con cáncer, lo que pude observar en numerosas ocasiones tal y como expongo en capítulos anteriores. Un trauma psíquico derivado de una situación vital no resulta o no digerida se encuentra habitualmente inscrito en la biografía del paciente con cáncer. Así lo he observado en todos los pacientes mayores de catorce años. Lo sorprendente es que en niños con cáncer es frecuente descubrir un conflicto de este tipo en los padres. Puede que a muchos les promueva un cierto sentimiento de lástima por mi masa cerebral desperdiciada en tan ingenuas observaciones. Sin embargo a mi me suscita el más vivo interés y pienso que la medicina del futuro ha de encontrar preciosas claves terapéuticas que tendrán como base las modificaciones psicológicas pertinentes. Cada vez son más los que reconocen, por sus propias vivencias, una causa primordial psíquica en el desarrollo de las diferentes enfermedades. Obviamente, la demostración científica irrefutable es difícil de llevar a efecto pero ello no convierte a esta idea, necesariamente, en una falacia.

Hamer define el primer postulado de su "Ley férrea del cáncer", a saber:

"Todo cáncer o enfermedad análoga al cáncer comienza con un SDH (Síndrome Dirk Hamer), es decir, un impacto extremadamente brutal, dramático y vivido en aislamiento, dándose simultánea o casi simultáneamente a tres niveles: psíquico, cerebral y orgánico".


Dirk Hamer era el nombre de su hijo fallecido en las circunstancias que provocaron el shock que dio origen a sus observaciones.

"Por tanto en cada uno de los casos de enfermedad es necesario intentar reconstruir escrupulosamente el SDH, con todas sus causas y consecuencia".


"Debemos tratar de situarnos en el momento específico del shock ya que es a partir de ahí desde donde podemos comprender por qué ese problema es un conflicto biológico. Por qué el interesado estaba sólo en aquel momento. Por qué nadie podía ayudarle y por qué razón provocó en él una situación tan conflictiva. Es decir, que la persona en cuestión no pudo elegir entre las dos posibilidades que se le presentaban, o bien no pudo reaccionar ante el problema".


Voy a obviar las demás conclusiones del Dr.Hamer que forman parte de su "Ley férrea del cáncer" puesto que sólo trato de hacer una breve exposición de algunas ideas que considero (con mi limitado juicio) útiles. El lector interesado en tales postulados puede recabar más información en las obras del Dr.Hamer, asociaciones que trabajan con sus ideas, médicos que las comparten o las numerosas entrevistas que se le han hecho en diferentes medios.

Sin embargo nos interesa vivamente lo que propone para encarar la resolución del conflicto. Aunque no dejaré de pasar por alto que, según Hamer, cada perturbación psíquica se expresa en una determinada área cerebral que, a su vez, se corresponde con una parte concreta del organismo. Es así que, conociendo el lugar de la lesión física (donde se desarrolla el tumor, en el caso del cáncer) también es posible hacerse una idea del tipo de conflicto psicológico que la provocó. Esto coincide con las teorías que abogan por una interpretación analógica de los síntomas (pondré algunas obras al respecto en la bibliografía). Aún más, Hamer se jacta de poder efectuar un diagnóstico orgánico certero con la sola observación de un escaner cerebral lo cual, de ser cierto, situaría a sus teorías en un plano difícil de desmoronar.

A partir del momento del conflicto (o SDH), "el paciente se encuentra inmerso en un estado de simpaticotonía permanente, de estrés continuo, sus manos y sus pies permanecen fríos, tiene pérdida de apetito, pierde peso, no puede dormir por la noche, no hace más que pensar día y noche en su conflicto y este estado no se altera, no cambia hasta que se resuelve el conflicto".

Cuando el conflicto se resuelve, "vemos que el paciente deja de dar vueltas a su conflicto día y noche y, a nivel vegetativo, comienza a dormir, tiene las manos calientes y recupera los kilos que había perdido durante la fase de simpaticotonía del conflicto activo. Sin embargo se siente molido, muy fatigado y debe permanecer tumbado. Lejos de ser el comienzo del fin esto es un signo muy positivo. La duración de la fase de curación es muy variable, está en función del conflicto pasado y el paciente tarda más o menos en curarse el mismo tiempo que el conflicto haya estado activo".

A partir de esta fase de resolución del conflicto Hamer describe toda una serie de síntomas que pueden ocurrir como edemas o crisis epilépticas o epileptoides. Personalmente no he observado estas fases en pacientes que experimentan regresiones de tumores si bien es cierto que el tratamiento que propongo incluye distintas terapias que tienden a mejorar el estado orgánico a nivel físico y energético.

"...a partir de la resolución del conflicto (...) el cáncer se para, deja de progresar".


Incluyo ahora tres ejemplos, narrados por el propio Dr.Hamer, que tratan de explicar la génesis de un tumor según sus propios postulados:

Tomemos el caso de una madre que lleva a su hijo de la mano mientras va conversando con una vecina por la calle. De pronto el niño se suelta de la mano y se lanza a la calzada... se oye el chirriar del freno de un coche y el niño es atropellado. La madre no se esperaba nada de es, quedándose helada de miedo. El niño pasa en el hospital días enteros entre la vida y la muerte; su madre, con las manos heladas, no puede dormir ni comer, está en un estrés permanente y, desde el mismo instante del accidente, un nódulo se desarrolla en su seno izquierdo, ya que es diestra. Ha hecho un típico conflicto madre-hijo con configuración en forma de diana en el hemisferio derecho (se refiere a la imagen que aparecería en el escaner cerebral). Cuando la madre es autorizada a llevar a su hijo a casa los médicos le dicen: 'ha tenido mucha suerte, se ha librado de una buena, no tendrá secuelas', desde ese mismo instante su conflicto entra en fase de curación, se ha resuelto y a partir de ese momento, la madre tiene las manos calientes, duerme y recupera peso. Aquí tenemos una evolución típica del conflicto biológico, que es casi la misma en la especie humana y en el resto de los animales".

"Veamos otro ejemplo: una mujer sorprende a su marido en la cama con su mejor amiga. Hace un conflicto de frustración sexual. En el lenguaje biológico es un conflicto de verse privada de la unión carnal, con un carcinoma de cuello de útero a nivel orgánico, si la mujer es diestra. Sin embargo, en la misma situación, no todo el mundo reacciona de igual manera. La mujer que no quiera a su marido y que lleva tiempo pensando en el divorcio, ante esta sorpresa de 'flagrante delito' no vive un conflicto sexual, todo lo más un problema humano de falta de solidaridad con la familia. En este caso sería un conflicto de pareja y causaría un cáncer de mama en el seno derecho si la mujer es diestra".

"Psíquicamente hablando, el mismo suceso si sobreviene en un estado mental diferente produce un resultado completamente distinto. Lo determinante no es lo que pase sino cómo el paciente reciba psíquicamente el instante del SDH. El mismo suceso podría, de igual manera, provocar un conflicto de 'miedo-asco' con hipoglucemia, o sea, disminución de la tasa de azúcar en sangre, si la mujer hubiera sorprendido a su marido en una situación obscena, por ejemplo, con una prostituta o podría haber provocado una desvalorización de sí misma, con o sin conflicto sexual, si la mujer hubiera sorprendido a su marido con una muchacha veinte años más joven que ella, en cuyo caso hubiera dicho: 'claro, no puedo ofrecerle lo mismo...' En esta situación la zona del cuerpo afectada sería el sistema esquelético, la zona de la pelvis, que sufriría osteolisis, es decir, descalcificaciones, como signo de desvalorización sexual...".

"(...)tomemos el caso de un paciente que tiene un conflicto de indigestión, es decir, que hay algo que ha tomado, que ha tragado, pero que no puede digerir. Ha comprado una casa, por ejemplo, y se da cuenta que el contrato no está bien hecho, le han engañado y pierde la casa. El, entonces, puede desarrollar un carinoma de estómago(...)"


LA SOLUCIÓN, SEGÚN HAMER

La auténtica terapia consistirá en solucionar el conflicto. Hamer deja de lado, al menos inicialmente, la psicoterapia.

"La solución práctica es la mejor solución, la verdadera, la solución definitiva. Sólo cuando esta solución es imposible es cuando debemos intentar una terapia mediante el diálogo como punto de partida".


Para cualquier conflicto se impone una solución real: si ha perdido la casa, consiga otra. Si ha perdido a un hijo, tenga otro o adopte uno. Si es la pareja, consiga otra cuanto antes. Lo que a primera vista puede parecer una perogrullada, en el fondo no lo es tanto. Efectivamente, si un conflicto de este tipo es la causa del problema, soluciones prácticas como las expuestas han de resolverlo.

Utiliza como ejemplo de resolución de conflictos al reino animal. Así si un ciervo pierde su territorio lo ha de resolver conquistando otro. Si una cría es arrebatada por un depredador la hembra soluciona el conflicto teniendo otra cría lo antes posible.

Por eso, Hamer, rechaza las terapias a base de calmantes y drogas que tienen como finalidad abstraer al paciente de la realidad, ocultar el conflicto.

"Si se le administrasen tranquilizantes al ciervo jamás podría recuperar su territorio y quedaría paralizado en su actividad".


En este punto, aunque no soy partidario de terapias sistemáticas a base de tranquilizantes, opino que en ocasiones el propio estrés desborda al paciente y le impide afrontar su situación con la debida lucidez. En esas situaciones también se pueden emplear plantas medicinales relajantes y valorar la administración de algún ansiolítico. Pero todo ello dentro del marco de un tratamiento integral y coherente que tiene como finalidad que sea el propio paciente el que reorganice su vida y su sistema. Me disculparán los seguidores de Hamer esta intromisión en un capítulo dedicado a sus ideas.

"Si el conflicto se resuelve, entonces la curación aparece automáticamente. Si no se puede llegar a la solución del conflicto, entonces el individuo muere en virtud de estas mismas leyes" (las leyes férreas del cáncer).


NO HAY MÁS CAUSA QUE LA PSÍQUICA

Hamer desprecia el papel de la dieta y los agentes cancerígenos, basándose en el hecho de que es imposible provocar cánceres en los órganos cuyas conexiones nerviosas están abolidas.

"Ello no impide que se especule investigando sobre cerca de mil quinientas sustancias pretendidamente cancerígenas que deben esta etiqueta de cancerígenas solamente a las insensatas reglamentaciones que impone la vivisección. Lo cual no quiere decir que todas estas sustancias sean inofensivas para nosotros, sino que ellas no tienen que ver con el cáncer y mucho menos sin la intervención del cerebro".


He aquí como explica algunos de los resultados de experimentos con sustancias cancerígenas, calificándolos previamente de absurdos:

"Durante un año entero se han inyectado en los orificios nasales de ratas dosis concentradas de formaldehido, que estos pobres animales evitan normalmente como un veneno peligroso. Al cabo de un tiempo desarrollan cánceres en la mucosa nasal. Pero estos cánceres no son producidos por el formaldehido sino que al parecer estas pobres ratas tienen un terrible pánico a este producto y esto genera un conflicto de la mucosa nasal y por tanto un SDH, un conflicto biológico de no querelo oler".

"Todas esas elucubraciones relativas al papel cancerígeno del tabaco, de las anilinas o de otros productos, no son sino hipótesis que nunca se han probado y que son indemostrables. Incluso se ha encontrado que 6000 hámsters expuestos al humo de cigarrillos vivieron como media más tiempo que sus 6000 compañeros que no habían sido ahumados. Se había olvidado de manera negligente el hecho de que los hámsters no temen en absoluto el humo porque viven bajo tierra, por lo que no tienen en el cerebro un código de señal de alarma contra el humo".

"En cambio, con los ratones domésticos pasa justo lo contrario. En un gran porcentaje de ratones se pueden provocar cánceres con manchas redondas en pulmón por conflicto de miedo a la muerte. (...) En resumen, no hay absolutamente ninguna prueba sobre la existencia de sustancias cancerígenas que afecten al organismo sin la intervención del cerebro".

"Un individuo, humano o no, que lleva una alimentación sana, está menos sujeto, menos receptivo a cualquier tipo de conflicto, de la misma manera que el rico sufre diez veces menos cánceres que el pobre porque el rico resuelve mejor sus conflictos con su billetera bien repleta. De igual forma, un animal fuerte y sano tiene menos cánceres que el animal enfermo y viejo. Esto no quiere decir que la vejez sea cancerígena. Lo que ocurre es que el animal viejo está simplemente más débil, el viejo ciervo es expulsado más fácilmente de su territorio que uno joven desbordante de fuerza".


Y como colofón a esta breve introducción a las criticadísimas ideas del Dr.Hamer señalaré su firme convicción acerca de la irrealidad de las metástasis:

Lo que los ignorantes toman por metástasis no son más que nuevos cánceres provocados por nuevos shocks conflictuales, es decir, en primer lugar son yatrogénicos, impactos provocados por los diagnósticos y pronósticos médicos (...) Creemos que aproximadamente el 80% de los segundos y terceros cánceres son provocados por la maquinaria insensata de ignorantes con nivel de aprendices de la medicina".


Ante tales declaraciones no hace falta tener título de profeta para augurarle al Dr.Hamer un inacabable odio hacia su persona por parte de una buena parte del colectivo médico.

Por último:

"Al comprender las relaciones causa-efecto entre el psiquismo y el cuerpo, el paciente se hace consciente también del mecanismo que desencadena la angustia irracional provocada por el diagnóstico de muerte, que se vuelve mortal e ineluctable porque el paciente así lo cree".


EN RESUMEN

Sospecho que en las ideas del Dr.Hamer existe un fondo de verdad que no conviene pasar por alto. Aunque la exposición de sus ideas no resulte agradable para muchos profesionales y contradiga los cimientos de la medicina "oficial" e "institucional" no deja de ser cierto que numerosas observaciones libres de apasionamientos pero también de condicionamientos demuestran que tenemos un amplico campo por explorar.

Si ha seguido atentamente la exposición de ideas que trato de proporcionarle a través de este libro se dará cuenta que, efectivamente, lo psíquico es, sin duda, un pilar esencial del tratamiento integral del cáncer.