¿Increíble, verdad?, y usted sin enterarse. Una maquinaria que sirve tanto para provocar cáncer como para acabar con él. Y, sin embargo, convive usted con esta maquinaria las veinticuatro horas del día.
Le estoy hablando de su psiquis. Esa "maquinaria" que piensa y siente. Eso que funciona a todas horas sin que sepa usted bien ni el cómo ni el por qué.
Ya desde muy atrás en el tiempo el ser humano viene intentando conocer su propia alma. Piquis y alma son sinónimos. Parece ser que para nuestros antepasados griegos esta cuestión del "conocerse" era considerada una tarea especialmente importante. Tal vez por eso grabaron en el frontispicio del Templo de Delfos la archifamosa inscripción que decía: "Conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los dioses".
No voy a rellenar este libro con asuntos que no le sirvan para nada. Pero créame si le digo que este capítulo es uno de los más importantes. No trato de escabullirme por la tangente para afirmar ahora que el cáncer es una pura ilusión o una creación de la mente. Entiéndame, por favor...
Un tumor canceroso es una realidad tangible. Lo mismo que una úlcera de estómago. Sin embargo no es difícil reconocer que muchas úlceras gástricas son provocadas por el estrés y las preocupaciones. Tampoco es difícil comprobar que un sujeto hipnotizado al que se le hace creer que se ha quemado es capaz de desarrollar los signos y síntomas de una auténtica quemadura.
Con el primer ejemplo observamos cómo una serie de emociones y pensamientos de carácter agobiante, mantenidos durante algún tiempo, son capaces de instaurar una lesión en la mucosa gástrica. En el segundo ejemplo comprobamos cómo una lesión puede provocarse aún sin intervenir una causa física.
Sabemos que nuestras emociones y pensamientos negativos pueden enfermarnos... ¿y en el caso del cáncer? ¿Existirán emociones, estados de ánimo o ciertos caracteres psíquicos que faciliten o puedan provocar el desarrollo de un tumor canceroso? Porque si fuera así valdría la pena investigarlo.
Vamos a seguir pensando en cosas curiosas. Ustad sabe ya que una humilde verruga es realmente un tumor benigno. Sólo se diferencia de un cáncer en que normalmente detiene su crecimiento al alcanzar cierto tamaño y en que no compromete la vida del que la tiene. Pero no deja de ser un crecimiento celular anormal.
Ignoro si conoce métodos populares para eliminar las verrugas. Tampoco se si ha podido comprobar su eficacia. Personalmente conozco muchos porque me ha interesado estudiarlos. A mi no me cabe duda de que funcionan en un porcentaje de casos bastante elevado. Algunos son muy graciosos y extraños como aquel que sugiere hacer tres nudos en una cuerda de cáñamo y enterrarla entre un montón de estiercol. Se asegura que según se pudre la cuerdecita las verrugas se van cayendo. Hay verdaderos rituales mágicos más simples o más complicados pero para la mayoría de ellos siempre se encuentra uno personas que lo han hecho, con toda su fe (y a veces sin ella, según sus propios relatos) y les han dado resultado.
Tal vez me esté exponiendo ahora a la burla y al escarnio del lector. Pero le ruego un poquito de piedad. Sólo trato de compartir con usted algunas observaciones.
Durante muchos años se ha despreciado el poder de la mente humana sobre el cuerpo o el inmenso tesoro que contiene esta vilipendiada cualidad denominada "sugestión". Como siempre ha sido muy mal visto todo esto en el terreno de la medicina pues pocas veces se le ha concedido el valor que creo se merece.
En todo caso, para no irnos por otros berenjenales: ¿pueden existir factores psicológicos implicados en la génesis del cáncer?
Veamos lo que han observado algunos investigadores:
Las ideas del "gran hereje del siglo XX", el Dr. Hammer (véase Apéndice III), no son tan nuevas en realidad. Galeno ya observaba, hace muchos siglos, que las mujeres melancólicas parecían desarrollar cánceres con más frecuencia que las optimistas. Y una larga ristra de autores (e incluso algunos enfermos de cáncer) han estado en disposición de asegurar que casi siempre hay, como denominador común, antes del comienzo de la enfermedad, una grave perturbación psíquica en sus vidas. Tales perturbaciones tienen el carácter de pérdidas afectivas, fuerte estrés, preocupaciones acerca de asuntos que para la persona son muy importantes y parecen no tener solución. Lo matizaré un poco más.
Voy a resumirle, amable lector, mis propias observaciones. Estas son las principales características psicológicas comunes al mayor porcentaje de enfermos con cáncer, independientemente del tipo de tumor desarrollado:
- Tendencia depresiva, en muchísimos casos enmascarada tras una fachada de buen humor.
- Angustia. La sensación de no encontrarle sentido a la vida unida a una colección de miedos diversos, a veces inexplicables, enormemente arraigados. Desolación y desesperación son dos palabras que también nos ayudan a describir el mundo interior de una personalidad-tipo cancerosa. Y, subrayemos, que otra vez aparece la característica básica del disimulo psicológico. Pocas veces los demás son conscientes del estado interior de estas personas.
- Una biografía en la que destaca una situación en la que se ha vivido un trauma psíquico importante.
La influencia del estado psíquico sobre el sistema inmune está ampliamente demostrada. Una fuerte tensión emocional, mantenida durante algún tiempo, con sensación de fracaso, impotencia o irreversibilidad no aceptada; una depresión crónica que además se trata de ocultar tras una máscara sonriente o tras una personalidad enérgica pueden deprimir suficientemente nuestras defensas como para permitir que se desarrolle un cáncer.
Por tanto, puede resultar perfectamente válida la idea de que el cáncer es el resultado final de un grave conflicto emocional.
Tengo una larga lista de experiencias e investigaciones muy interesantes acerca de este tema. Pero he prometido componer este libro de la manera más sencilla y comprensible de que fuera capaz.
Esta cuestión de la psiquis que permite el desarrollo de un cáncer no está en modo alguno reñida con la existencia de otros múltiples factores cancerígenos. Parece evidente pensar que un organismo en buenas condiciones resistirá o compensará mejor cualquier influencia psíquica negativa... y viceversa.
El lado positivo que tiene todo esto es el siguiente: si la psiquis puede determinar el desarrollo de un cáncer, TAMBIÉN PODRÍA DETENERLO O ELIMINARLO.
¿Está usted dispuesto/a a hacer algo al respecto? Si su respuesta es afirmativa siga leyendo, por favor. Si ha contestado no también puede seguir leyendo pues, al fin y al cabo, el libro es suyo.
¿QUE TIENEN LOS PRIVILEGIADOS?
Tal vez se haya preguntado alguna vez por qué hay personas que viven mucho tiempo con un cáncer y otras, sin embargo, sobreviven muy poco. Posiblemente pensará que debe ser por el tipo de cáncer.
Personalmente he reflexionado mucho sobre esto. Se me ocurrió anotar cuidadosamente, en las historias clínicas, las características psicológicas observables en los pacientes con cáncer. Las conclusiones son muy curiosas y, además, coinciden de manera asombrosa con las realizadas por otros investigadores.
Insisto: ¿por qué hay personas que desarrollan un cáncer muy lentamente?, ¿por qué otras viven mucho más allá de los pronósticos?, ¿por qué hay quien parece no tener nada y sigue su vida normal teniendo un cáncer muy desarrollado? (de hecho hay cánceres muy avanzados que se descubren en autopsias de personas que han fallecido por accidentes u otras causas). ¿Qué hace que haya personas que se saltan a la torera todas las estadísticas? ¿Cuál es la psicología de los privilegiados?
Por si acaso no lo he repetido suficientemente sepa que es verdad: hay quien vive toda una vida con un cáncer sin enterarse. Hay quien vive muchísimo más allá de los pronósticos. Hay quien, además de lo anterior, vive muy bien. Hay regresiones espontaneas de tumores cancerosos. Hay quienes responde fabulosamente bien a cualquier tratamiento... ¡todo esto es verdad!
Bien, pues estos son los resultados de esas observaciones. Esta son algunas características psicológicas de los que tienen cáncer y no dan la razón a los pronósticos pesimistas. No siempre se han dado claramente todas ellas pero si destacaba al menos una. Al describirlas las transformaré en sugerencias esenciales para usted. Esta es la psicología de los privilegiados:
1.- OPTIMISMO: le parecerá demasiado simple pero es absolutamente cierto. Una persona que busca el lado positivo de las cosas, una persona práctica y con proyectos de vida ilusionantes y por realizar vive mucho más, teniendo un cáncer, que la que está acostumbrada a auto-compadecerse y a sumirse en la desesperación. Siga leyendo, por favor, y verá como resumimos todo esto.
2.- NEGACIÓN: es sorprendente pero me he encontrado algunos pacientes que negaban persistentemente tener cáncer... a pesar de todas las pruebas diagnósticas positivas. ¡Y su buena evolución es, casi siempre, absolutamente innegable! Puede ser que este tipo de personas consideran que tienen cosas muy importantes que hacer en la vida. Debo aclarar que el estado de negación no es un estado de ocultación o represión. Me estoy refiriendo a personas que "realmente" parecían estar convencidas de no tener cáncer. Desde algunos puntos de vista se podrían haber catalogado como paranoicas positivas.
3.- LUCHA: cuando uno toma la decisión de luchar por cambiar la dirección de los acontecimientos, comienza a poner en marcha mecanismos internos de gran efectividad. El espíritu de lucha estimula a todo el sistema inmunológico. Cuando estamos delante de personas dispuestas positivamente a luchar por vivir, cueste lo que cueste, sabemos que se trata de auténticos vencedores. Los resultados siempre son positivos porque se trata, en sí misma, de una actitud positiva. Por eso debo señalar aquí que este espíritu de lucha no es el que se produce como reacción al miedo en un intento de huir de los hechos. Se trata de una decisión vital, con un fondo optimista y que es tomada por el paciente como un reto altamente motivador.
4.- ¡FUERA MÁSCARAS!: nada de reprimirse o disimular. Las personas capaces de mostrarse como son, de no reprimir sus sufrimientos o emociones viven mucho más y su cuerpo responde mucho mejor. Así de claro se lo digo: si está enfadado/a ¡estalle! pero no se coma por dentro. Si su personalidad está hecha para sufrir, sentirse desvalido, culpable y sumiso... para ponerse siempre la máscara que agrada a los demás... le ruego que observe eso claramente. Sea usted mismo/a. Propóngase no disfrazarse más y no diga "Oh, si yo me mostrase realmente como soy se iba a enterar más de uno". Bueno, pues que se entere, porque ahora se trata de solucionar su vida.
5.- REORGANIZAR: ante un diagnóstico de cáncer uno tiene que examinar su vida pasada, presente y futura. El cáncer se parece sospechosamente a la vida de muchos seres humanos. Una masa de células que ambicionan prosperar a toda costa; ser más y más y más y más... pero ¿con qué objeto? El resultado final es desconcertante porque si el cuerpo muere, el cáncer también. Muchos seres humanos trabajan, trabajan y ahorran, ahorran, ahorran... el negocio es casi siempre para los bancos porque el individuo raramente disfruta plenamente del resultado de sus esfuerzos. Un grave síntoma vital es que, encima, el trabajo que hagamos no nos guste o no nos proporcione algún tipo de satisfacción íntima (como mínimo la sensación de hacer algo útil). Bien, si la vida personal se parece a un cáncer (dispénseme la rudeza de la expresión) ¡PONGA REMEDIO YA!, ¡REORGANÍCESE! Todos necesitamos algo profundamente satisfactorio en que ocuparnos, todos necesitamos saber que nuestro paso por la vida no será enteramente inútil.
No puedo sugerirle nada concreto en estas lineas. Búsquese ocupaciones interesantes: estudie materias nuevas, intégrese en algún grupo que haga algo útil, desarrolle sus propias ideas. Si usted es de esas personas que como primera excusa dice que no tiene tiempo, créame que es para echarse a llorar. Hágalo especialmente cuando se siente a ver su serie de televisión preferida.
Si ya ha llorado bastante (se habrá desahogado lo cual es bueno para usted) ahora es el momento de poner manos a la obra. Empiece organizando sus cosas: sus cajones, sus armarios, su casa, su despacho, su cocina... esto le ayudará dar pasos para renovar totalmente su vida. Empice a hacer proyectos, por extraños que le parezcan (y no me diga que ya no tiene edad o cualquier otra barbaridad parecida... entienda que con esto de la edad voluntariamente asumimos que nos "queda poco" y, cuidado, el cerebro se lo cree). Ahora ¡ADELANTE!, no se quede pensando. Hay muchas cosas por hacer en su vida, hay muchas cosas que puede aprender y desarrollar... tiene toda una vida para aprovechar. Bébasela de un trago. ¡Atrévase!