Entramos en el laberinto de Creta... pues no se ha podido encontrar una única causa responsable del cáncer. Seguramente usted ya ha dejado de sorprenderse cuando se anuncia el descubrimiento de otra sustancia cancerígena. Y no es para menos, ya que vivimos rodeados por todas partes de agentes sospechosos de producir cáncer. Lo interesante sería conocer verdaderamente por qué unos individuos acaban desarrollándolo y otros no. En esas diferencias se encuentra una clave importante que iremos analizando a lo largo de esta obra.
Posiblemente todas las teorías científicas al respecto tengan su parte de razón, ya que todas pueden demostrarse por el método adecuado. Sin embargo, el "por qué" esencial continúa escurriéndose entre los resquicios de los laboratorios.
Conocer las causas posibles del cáncer nos llevará a familiarizarnos con él para comprobar (he ahí el quid de la cuestión) que nuestro organismo posee medios potencialmente sobrados para oponerse a su desarrollo. Insisto en que la pregunta fundamental es ¿por qué hay veces que no lo consigue?. Familiarizarse con algo o alguien es perderle el miedo, no necesariamente el respeto.
El miedo es uno de los factores más importantes en nuestra contra. Por tanto, miremos al problema de frente, mirémosle a los ojos.
Para empezar veamos que las teorías sirven, muchas veces, para dividir absurdamente a los seres humanos. En el caso del cáncer no se produce la excepción. Hay quienes piensan que se trata de un problema general del organismo, un fallo en sus mecanismos de regulación y defensa. Por el contrario, otros alegan causas exclusivametne locales, una alteración primaria en algún punto (célula) del cuerpo que luego se extiende y generaliza.
Personalmente prefiero expresar que el cáncer nace de una alteración general (incluyo lo físico y lo psíquico) que termina por concretarse en una alteración focal. Finalmente, el crecimiento celular anómalo local puede extenderse a otras partes del cuerpo.
Los tumores malignos poseen una particularidad interesante: todas su células proceden de una misma madre (dicho técnicamente: son monoclonales). Esto significa que un cáncer empieza por una célula mutante que comienza a multiplicarse y a saltarse las leyes que organizan nuestro complejo sistema orgánico. Lo realmente fascinante es que un cáncer, en sus estadíos iniciales, pueda evitar ser aniquilado por el poderoso sistema de defensa que poseemos. En este punto ha de estar el fallo que permite su desarrollo.
Para que una célula se transforme en madre de un cáncer tiene que sufrir lesiones irreparables o cambios en su material genético (que se encuentra bien guardado en su nucleo). Estas lesiones o modificaciones del material genético se estima que pueden producirse debido a varios factores cancerígenos; veamos.
- Factores químicos cancerígenos: muy numerosas sustancias pueden lesionar o irritar suficientemente a una célula como para transformarla en cancerosa. Este mecanismo fue demostrado por los investigadores Yamagiwa e Ichikawa al conseguir inducir un cáncer en la oreja de un conejo pincelándola repetidas veces (más de 15.000 veces, eso si) con alquitrán puro. La existencia de sustancias cancerígenas se demuestra además en los cánceres de origen profesional. Algunos trabajadores sufren una alta incidencia de determinados tipos de cáncer, como los deshollinadores (cáncer de escroto) o los que trabajan en fábricas de anilinas o colorantes sintéticos (cáncer de vejiga). Se supone que determinadas sustancias químicas pueden llegar a lesionar el ADN celular (el material genético de una célula) provocándole una especie de "locura" al alterar los datos que necesita para ajustarse al orden orgánico. Sabemos también que numerosas sustancias contenidas en el humo de los cigarrillos pueden producir lesiones en las células del aparato respiratorio aumentando las probabilidades de desarrollar cáncer.
En el cuerpo humano también existen materiales que han de ser eliminados y que son catalogados como cancerígenos. Por ejemplo, un producto resultante de la degradación de los ácidos biliares, el metilcalantreno. Es eliminado normalmente en las heces. Ahora bien, el estreñimiento favorece el contacto prolongado de esta sustancia con la mucosa intestinal aumentando la probabilidad de desarrollar cáncer de colon en sujetos susceptibles.
- Radiaciones ionizantes: es de sobra conocido que este tipo de radiación puede provocar cáncer. Está demostrado que los trabajadores que manipulan sustancias radiactivas sin la protección adecuada pueden llegar a sufrir distintos tipos de cáncer. Es un hecho evidente que los que han sobrevivido a una explosión nuclear tienen grandes posibilidades de padecer diversos tipos de cáncer. Actualmente, debido a la degradación de la capa protectora de ozono de la atmósfera, las radiaciones ultravioleta del sol se convierten en una importante causa de lesión celular (lesión que afecta a su material genético). Es probablemente por esto que el número de casos de cáncer de piel ha aumentado desde que la moda impone el bronceado.
- Virus: Algunos virus son capaces de penetrar dentro de las células sanas y alterar su código genético. Para algunos tipos de cáncer se ha comprobado la intervención decisiva de determinados virus. Los virus son entidades muy curiosas, en muchos casos parásitos de las células. Algunos de ellos no poseen un ADN propio así que utilizan el de las células para reproducirse (son los llamados retrovirus). En su proceso de reproducción, usando el material genético de células sanas, son capaces de inducir cambios decisivos para que éstas pierdan su conexión con el orden celular normal. Ya se había comprobado el origen viral de algunos tipos de tumores en plantas y animales. Hoy ya se han identificado virus capaces de producir cáncer en humanos como el virus de Epstein-Barr, el de la hepatitis B y la hepatitis C, el del herpes tipo II y el citomegalovirus. Por esta razón, la neoplasia intraepitelial del cérvix se relaciona con la promiscuidad sexual porque a mayore número de relaciones sexuales con individuos diferentes, más probabilidades hay de entrar en contacto con el virus. Cabe indicar, sin embargo, que el contacto con tales virus no determina siempre el desarrollo de un cáncer. Lo digo ahora, y lo repetiré muchas veces a lo largo de esta obra, que existen mecanismos naturales en el propio organismo capaces de reparar las lesiones del ADN o de establecer una defensa suficiente frente a tales virus. Los agentes cancerígenos no lo son por sí solos. Han de concurrir, además, una serie de fallos permisivos para que un cáncer se desarrolle.
- Factores hormonales: En la mujer un estímulo estrogénico superior al habitual puede favorecer la aparición de una hiperplasia del endometrio aumentando las probabilidades de que aparezcan células atípicas o alteradas. Se reconoce una influencia hormonal en el desarrollo del carcinoma adenoescamoso uterino, tal vez el tumor maligno más frecuente. No haber tenido hijos se supone que aumenta el riesgo pues en los embarazos se incrementa la tasa de progestágenos, hormonas que protegen frente al cáncer de endometrio y mama. Son más frecuentes estos tipos de cáncer hormonodependiente en mujeres obesas (a más grasa, más transformación de andrógenos en estrógenos, la hormona que favorece el crecimiento celular). Los estrógenos son las hormonas que posibilitan que cada mes, en la mujer, se forme una capa de tejido recamente vascularizado en el útero para poder recibir al óvulo si resultase fecundado (los estrógenos favorecen la angiogénesis y, por tanto, el crecimiento de tumores que necesitan formar nuevos vasos sanguíneos para nutrirse).
Además hay que destacar no pocos estimulos hormonales externos. No hace mucho sabemos que ciertos aditivos para endurecer plasticos, recubrimientos plásticos de latas de conserva, ciertos pesticidas y algunas otras sustancias tienen un gran efecto estrogénico aún a dosis mínimas. Estos componentes pueden pasar al organismo a través de vegetales y frutas contaminadas así como por alimentos grasos que han estado en contacto con ciertos plásticos.
Ahora bien, factores hormonales (como el exceso de estrógenos) por sí solos no son suficientes para provocar un cáncer.
Podríamos citar otros factores como la herencia genética o la edad avanzada. Pero lo que es muy importante subrayar es que los agentes potencialmente cancerígenos determinarán el desarrollo de un cáncer sólo cuando el terreno (el cuerpo, la psiquis y todas las defensas intrínsecas) lo permita.
En el siguiente capítulo veremos las causas que hacen que un terreno (un cuerpo humano) "permita" el desarrollo de un tumor maligno. Siempre es, a mi juicio, más importante el terreno que los agentes potencialmente cancerígenos. La experiencia así me lo demuestra.